La Pascasia se va de la casa y el que quiera/pueda pone $20.000 o más

En el trance de siete años largos, hemos crecido. Sobre todo en número. Y, como es natural, cuando uno crece se va de la casa. Nos embargan por eso sentimientos dispares y hasta paradójicos. No solo la prematura nostalgia de la despedida de un lugar querido y la extrovertida alegría de compartir con todos un nuevo proyecto, también la moderada vergüenza de la tarea a la que nos vemos abocados: pedir. Pero veinte mil pesos nada más.

No porque tengamos un mal negocio, sino porque somos la exacta contradicción del término. Según la etimología (Nec y otium) solo lo que no es ocio concierne a la palabra negocio, y somos esencialmente ociosos. Hacemos cosas que solo son posibles cuando el tiempo es totalmente libre: discos, libros, exposiciones, conversaciones, conciertos y fiestas. Todo por montones.

Para hacer tantas ociosidades se necesitan muchos holgazanes. Sí, fue fácil, pero logramos conseguirlos, y ahora somos muchos. Más aún, cuando consideramos que usted también es uno de nosotros. Razón que nos autoriza a involucrarlo en esta mesurada petición.

No sobra anotar que somos una entidad sin ánimo de lucro, y que la totalidad de sus donaciones se invertirán en la adecuación de nuestra sede. Sabemos que veinte mil pesos es mucho, por eso los vamos a hacer rendir. Claro, si quiere colaborar con un poco más, tanto mejor.

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