Viviana Serna

El arte es una fiesta

Estas pinturas sobre la fiesta de Viviana Serna gozan del mismo espìritu de sus demàs obras, las de antes. Tambièn aquì està la cotidianidad, los movimientos de la casa, los cuadros, los muebles, los decorados, los animales domèsticos, la ropa de sus personajes (sombreros, pantalones de colores, chaquetas), los grupos de amigos, los amigos, las flores, los tapetes y las copas que acompañan las escenas. Y un largo etcètera. Hay, incluso, escenas en los cuadros que cuelgan de las paredes y que decoran la casa, que luego van a ser cuadros independientes de la pintora (cuadros en los cuadros), como un relato independiente (que, aparentemente, nada tiene què ver) dentro de una novela. No creo que este sea un detalle menor en la obra de la artista. Creo, por el contrario, que ella no rellena sus cuadros, sino que les da igual importancia a todos sus detalles. 

El color, por ejemplo, es un gran acompañante de estos cuadros, uno de sus protagonistas. Pero no chillan escandalosos ni rellenan sobrantes. Son porque son, hacen parte integral del sentido. Son festivos y alegres sin escàndalos ni gritos ni bulla (que es con lo que asociamos, comùnmente, la alegrìa). Los dibujos, adrede, son como interminados, parecen no acabados. O, por lo menos, no quieren estar detallados, comportan una deformidad agraciada, como en toda la obra de la artista, de nuevo. Es la importancia de saber para deformar, de saber para no saber, o de saber para olvidar, que es lo que hace un verdadero artista. Una definiciòn, que a mì me gusta, dice que cultura es lo que queda despuès de olvidar lo que se ha aprendido. En eso, creo, consiste tambièn la creaciòn y eso son, formalmente, estos cuadros de Viviana Serna.

Hay gozo en estos cuadros, hay movimiento, hay erotismo, hay música, hay (como he dicho) mucho color, hay atmósferas de placer, de diversiòn. Y hay lo que podría llamarse una voz propia de la autora, es decir, una impronta, un rastro que es el suyo, sin lugar a dudas. Ese es, sin temor a equivocaciones, uno de los mayores anhelos de un artista. No el punto de llegada (en arte no debe haber puntos de llegada), pero sì uno de los mayores anhelos.

 

Luis Germàn Sierra J.

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